Monday 3 May 2010

LA CRISIS DE 1200 a C (1)

El artículo titulado “The Sea Peoples and the Historical Background of the Trojan War”, que fue publicado en la revista especializada Mediterranean Archaeology en 2004 (http://sydney.edu.au/arts/publications/meditarch/journal.shtml) puede leerse en castellano a continuación:


LOS PUEBLOS DEL MAR Y EL TRASFONDO HISTÓRICO DE LA GUERRA DE TROYA
por Carlos J. Moreu


RESUMEN

Los llamados Pueblos del Mar estuvieron involucrados en varios conflictos al final de la Edad de Bronce. La gran inscripción del templo funerario de Ramsés III, que informa sobre la crisis final de los Pueblos del Mar, está redactada en un estilo muy ambiguo. Por ello, el texto ha desorientado habitualmente a los estudiosos de la crisis. En general, se cree que una coalición de cinco Pueblos del Mar devastó Anatolia, Chipre y Siria, y acabó su expedición atacando Canaán y Egipto. Sin embargo, un estudio más amplio de los datos demuestra que estos cinco pueblos, vasallos de los hititas, tenían su asentamiento original en algunas de las tierras devastadas de Anatolia y Siria. De hecho, habían sufrido una gran derrota en sus propios países, y tuvieron que emigrar hacia las fronteras egipcias e invadir Palestina. Sus enemigos (o los verdaderos atacantes en el norte) eran micénicos. Estos agresores conquistaron varias regiones costeras, al mismo tiempo que los mushki y los kashka destruyeron el imperio hitita. Troya fue una de las ciudades anatolias atacadas por los griegos micénicos, por lo que la legendaria Guerra de Troya tiene un evidente fundamento histórico.

INTRODUCCIÓN

El término “Pueblos del Mar” es utilizado por los historiadores y arqueólogos para designar a un conjunto heterógeneo de pueblos citados en varios registros egipcios de la época de los faraones Ramésidas (Dinastías XIX y XX), los cuales fueron inicialmente estudiados por E. de Rougé en el siglo XIX.1 En las inscripciones se usa una variedad de nombres, tales como: “los países del mar”, “pueblos que venían desde sus islas en medio del mar”, “guerreros del mar”, “los norteños en sus islas”, etc.2 Algunos de estos pueblos son también mencionados en documentos más antiguos procedentes de El-Amarna.3
Por las fuentes egipcias sabemos que los llamados Pueblos del Mar estuvieron involucrados en varias crisis, que afectaron no solamente a Egipto sino también a otras áreas del Mediterráneo oriental. Ya desde la época de Ramsés II, algunos de ellos se unieron a las tribus libias para amenazar los márgenes occidentales del Nilo.4 Pero como es bien sabido, los conflictos más serios tuvieron lugar durante los reinados de Merneptah (segunda mitad del siglo XIII a C) y Ramsés III (principios del siglo XII a C). Si estudiamos la documentación en detalle, podremos observar que los Pueblos del Mar actuaban en cada acontecimiento por motivaciones diferentes. Además, no había un comportamiento común para todos los Pueblos del Mar involucrados, aunque algunos fuesen capaces de formar eventuales coaliciones. Por ejemplo, en el caso de los llamados sherden, los encontramos primero enfrentándose a Ramsés II, pero unos pocos años después formaban parte del ejército egipcio en la batalla de Kadesh.5 Durante la época del faraón Merneptah, los sherden se unieron a una coalición entre los libios y los Pueblos del Mar que atacó nuevamente Egipto,6 y en los graves conflictos del reinado de Ramsés III, encontramos guerreros sherden luchando tanto en el lado de los Pueblos del Mar como en el lado egipcio.7 Esta consideración es importante para comprender las inscripciones egipcias del templo funerario de Medinet Habu, que cuentan la gran crisis final de los Pueblos del Mar.8 La ambigua redacción de esas inscripciones, unida a la equívoca idea de que todos los Pueblos del Mar tenían los mismos objetivos, puede desorientar a los investigadores al estudiar los grandes disturbios ocurridos en el Mediterráneo oriental entre finales del siglo XIII y principios del siglo XII a C. Aunque el tema principal de este artículo es la gran crisis alrededor de 1200 a C, es necesario incluir en nuestro estudio los precedentes acontecimientos del año 5 de Merneptah y comparar la primera invasión fallida de Egipto con los intentos de invasión producidos durante el reinado de Ramsés III.

LA CAMPAÑA DEL FARAÓN MERNEPTAH

Los cuatro documentos egipcios siguientes registran la invasión de pueblos libios y mediterráneos en la época de Merneptah: la Gran Inscripción de Karnak, la Columna de El Cairo, la Estela de Athribis y el Himno de la Victoria.9 De estos textos se deduce que un gobernante de Libia llamado Meryey (hijo de Ded) había invadido la tierra africana de Tehenu con la ayuda de una liga constituida por cinco “Pueblos del Mar”, llamados ekwesh, teresh, lukka, sherden y shekelesh.10 Más tarde, y aprovechando probablemente la ventaja de sus numerosas fuerzas, los libios atacaron el norte de Egipto junto a los mismos aliados, pero fueron vencidos por el ejército egipcio.11 Los cinco pueblos podían proceder de las costas del Egeo: los teresh han sido relacionados con los “tyrsenoi”, un nombre griego alternativo tanto para los lidios como para los posteriores etruscos,12 los lukka son identificables como licios,13 los sherden podían tener su origen en el área de Sardes en Lidia,14 y los shekelesh probablemente venían de la zona del río Shekha en Anatolia occidental.15 Respecto a los ekwesh, éstos son frecuentemente identificados con los aqueos por la similitud de sus nombres.16 Los textos egipcios especifican, sin embargo, que los ekwesh estaban circuncidados,17 lo que ha provocado ciertas dudas sobre su origen helénico.
En otro texto referente a este conflicto, se informa de que Merneptah envió grano en barcos para la supervivencia de Hatti,18 lo cual sugiere que los hititas de Anatolia también se encontraban en una situación crítica en aquel momento. En referencia a los Pueblos del Mar, el faraón manifestó: “Su jefe es como un perro [...] pues causó un desastre a los pedetishew, a quienes hice llegar grano en barcos, para mantener viva aquella tierra de Kheta [...].” El término “pedetishew” puede aludir a una región anatolia llamada Pitassa por los hititas. Parece ser, por tanto, que dicha zona había sido atacada por la misma coalición que se unió posteriormente a los libios. Esta interesante información permite relacionar el ataque a Egipto por los Pueblos del Mar con los problemas sufridos por los hititas en Anatolia occidental durante los reinados de Tudhaliya IV y Arnuwanda III. La mayoría de esos conflictos involucraron a los “ahhiyawa”,19 identificados por un amplio número de autores como “aqueos” o micénicos.20 También es sabido que Tudhaliya IV se había apoderado de la isla de Chipre (Alashiya), un importante enclave en las rutas comerciales del Mediterráneo oriental. Tal vez en esa época una coalición de pueblos procedentes de Anatolia occidental, incluidos los ahhiyawa y los de Arzawa, atacaron la isla.21 La datación del documento hitita relativo a esta alianza (el texto de Madduwatta) es controvertida. Aunque parece haber sido escrito durante el reinado de Arnuwanda III, ha sido igualmente datado en la época de Arnuwanda I.22
No obstante, es bastante verosímil que el intento de invadir Egipto durante el reinado de Merneptah fuese emprendido por libios, unidos a pueblos del Egeo y Anatolia occidental (incluyendo aqueos), y que los hititas también se enfrentaran con algunos pueblos rebeldes de Anatolia occidental, secundados por micénicos, en el mismo periodo.

LAS CAMPAÑAS DE RAMSÉS III

A principios del siglo XII a C, los egipcios tuvieron que combatir contra una heterogénea masa de pueblos que trataban de invadir su país, así como otras tierras normalmente controladas por ellos. Entre los atacantes había varios Pueblos del Mar, pero también encontramos libios y asiáticos. La documentación relativa a estos hechos está contenida en las inscripciones y relieves de Medinet Habu (en el templo funerario de Ramsés III) y en el Papiro Harris.23
En primer lugar, es importante considerar estos intentos de invasión como un último capítulo de la gran conflagración que afectó a casi todo el Mediterráneo oriental. Tal y como expresa la gran inscripción del segundo pilono en Medinet Habu, hubo una devastación general en diversas áreas de Anatolia (incluido el país hitita), en el norte de Siria, y en la isla de Chipre.24 Hay algunos documentos hititas y ugaríticos, relativos a este conflicto previo, que hacen referencia a una lucha prolongada por obtener el control sobre Chipre.25 Pero antes de volver a estar cuestiones, es necesario analizar los registros egipcios.
Según la información que proporciona Medinet Habu, Egipto tuvo que sufrir cuatro guerras contra diversos pueblos durante el reinado de Ramsés III. En el año 5, el ejército egipcio combatió en la Primera Guerra Libia contra tribus que venían del oeste, las cuales pudieron estar apoyadas por algún contingente de los Pueblos del Mar. En el año 8 tuvo lugar la llamada Guerra del Norte, en la que los egipcios se enfrentaron con una coalición de Pueblos del Mar en dos batallas. Hubo una batalla naval en la desembocadura del Nilo, y una batalla terrestre en algún lugar de Canaán situado hacia el nordeste. El año 11 es la fecha de la Segunda Guerra Libia. Y finalmente, los egipcios realizaron una campaña (o una serie de campañas) en el Levante, contra pueblos asiáticos y Pueblos del Mar que se estaban asentando en esas tierras.26
El templo de Medinet Habu también proporciona una importante información gráfica en sus magníficos relieves. Éstos muestran a los egipcios luchando contra sus enemigos, y a los numerosos prisioneros capturados por Ramsés III. Las escenas representan individuos de diferente origen, incluyendo libios, sirios, hititas y anatolios. Estos últimos se parecen mucho a algunos aliados de los hititas mostrados en los relieves de la batalla de Kadesh en el templo de Luxor.
Una de las escenas que ilustra la batalla terrestre de la Guerra del Norte muestra a algunos de los Pueblos del Mar viajando en carros de bueyes con sus mujeres e hijos,27 lo cual indica que estaban emigrando.
Con respecto a las guerras libias, hay algunos relieves (en la cara exterior del muro norte del templo) que representan a los enemigos capturados por los egipcios durante esas campañas. La mayoría de ellos son libios, pero también hay guerreros con el aspecto de los Pueblos del Mar. En una de las inscripciones anexas, el faraón atribuye la victoria de su ejército al dios Amon-Re con estos términos: “Había llevado cautivos a los pueblos de Temeh, Seped, y Meshwesh, quienes eran ladrones que saqueaban Egipto continuamente, y los había arrojado a mis pies [...].”28 Esto nos lleva a considerar la relación entre los libios y los Pueblos del Mar. Estudiando el papel de Libia en la Edad de Bronce reciente, parece que la costa africana, desde Cirenaica hasta el Delta del Nilo, tuvo que mantener contactos comerciales con otras naciones costeras del Mediterráneo.29 Esto explicaría que los Pueblos del Mar hiciesen alianzas con los libios en ciertas circunstancias. Es sabido que una parte de los sherden pudo haberse asentado al oeste del Delta antes de 1300 a C.30 Después de haber sido derrotados por Ramsés II en el año 2 de su reinado, muchos de ellos fueron reclutados en el ejército egipcio.31 Y en relación con los meshwesh, esta tribu libia es mencionada por las fuentes egipcias desde principios del siglo XIV a C.32 Pero podemos observar que un pueblo asentado en el noroeste de Anatolia, los misios, tenían un nombre muy similar, lo cual sugiere algún tipo de contactos culturales entre Libia y Asia Menor.33 El Papiro Harris hace referencia a otros pueblos entre los libios, como los keykesh,34 un nombre casi idéntico al del río Caicos, que también está localizado en Misia. Por todo ello se puede deducir que, hacia el final de la Edad de Bronce, gentes llegadas desde Anatolia occidental se asentaron en las costas de Libia. Estos extranjeros eran capaces de unirse a los pueblos nativos en algunas ocasiones, con el fin de amenazar las más fértiles tierras del norte de Egipto (pues ya hemos visto que algo así ocurrió en el año 5 de Merneptah.) Respecto a la Segunda Guerra Libia, las inscripciones de Medinet Habu refieren que los meshwesh habían invadido el territorio de Tehenu, pero esta invasión acabó en una alianza entre ambos pueblos.35


LA GUERRA DEL NORTE

En el año 8 de Ramsés III, los egipcios se enfrentaron con una confederación de Pueblos del Mar que amenazaba Egipto desde Palestina. De acuerdo con la información procedente de Medinet Habu, está liga estaba constituida por cinco pueblos, llamados peleset, thekel, shekelesh, denyen, y weshesh. El Papiro Harris cita los mismos pueblos con una sola excepción: en lugar de los shekelesh, incluye a los sherden como miembros de la alianza. Estos pueblos fueron vencidos en dos batallas; una fue naval, y la otra transcurrió en tierra. Es sabido, sin embargo, que algunos de los pueblos derrotados lograron asentarse en el área costera de Canaán, tradicionalmente controlada por los egipcios.
Hay una inscripción en Medinet Habu, junto a la escena que representa a los Pueblos del Mar viajando con sus mujeres y niños, que dice: “Los pueblos que venían desde sus islas en medio del mar avanzaron hacia Egipto, con los corazones confiados en sus armas [...].’36 En la lengua egipcia, no obstante, el término “islas” puede referirse igualmente a territorios costeros.37
Otra inscripción, más ambigua, está redactada como sigue: “Los pueblos norteños están inquietos en sus territorios, al igual que los peleset y los thekel, que devastan su país. Su espíritu llegó hasta el último extremo. Eran guerreros sobre la tierra, y también en el mar [...].’38 Los “pueblos norteños” mencionados en este texto probablemente serían de las tierras próximas de Fenicia y Palestina. Los peleset, identificados generalmente como filisteos, se asentaron en Palestina al principio del siglo XII a C, después de conquistar varias ciudades.39 Por ello, la inscripción dice que los peleset y thekel (“guerreros sobre la tierra, y también en el mar”) devastaron esos países.
Pero el texto más importante que se refiere a la Guerra del Norte es la gran inscripción del segundo pilono. Éste es, al mismo tiempo, el texto más problemático. Según la traducción de J. H. Breasted, el párrafo principal del texto puede leerse como sigue:
“Los países – –, los [norteños] en sus islas estaban agitados, llevados a la [contienda] – a un mismo tiempo. Nadie se mantuvo frente a sus armas, desde Kheta, Kode, Carchemish, Arvad, Alasa, todos fueron devastados. [Ellos establecieron] un campamento en un lugar de Amor. Desolaron a su gente y su tierra fue como lo que nunca había sido. Avanzaban, con el fuego preparado ante ellos, hacia Egipto. Su principal fuerza estaba formada por los peleset, thekel, shekelesh, denyen, y weshesh. (Estas) naciones estaban unidas, y pusieron sus manos sobre los territorios hasta el círculo de la Tierra. Sus corazones estaban confiados, alimentados por sus planes.”40
La interpretación más común de la inscripción es que una coalición de Pueblos del Mar devastó varias regiones de Anatolia, Chipre y Siria, estableció un campamento en el país de Amurru (Siria), y luego continuó su marcha destructiva hacia Egipto. La liga estaba constituida por los cinco pueblos mencionados en el párrafo.41
Sin embargo, hay otro modo de leer el texto, y un estudio más detallado de los datos disponibles va a revelarnos que es el modo correcto. Se basa en diferenciar a los norteños en sus islas (mencionados al principio de la inscripción como los atacantes de las cinco tierras citadas) de los Pueblos del Mar que establecieron el campamento en Amurru y avanzaron hacia Egipto (la coalición de peleset, thekel, shekelesh, denyen, y weshesh). Debemos recordar que los relieves muestran a estos últimos como emigrantes, viajando con mujeres y niños, y no propiamente como un ejército invasor. La razón debe estar en el hecho de que ellos procedían de las regiones anatolias, y quizás de las tierras del norte de Siria, previamente devastadas por los llamados “norteños” (cuya identidad no se especifica). Así pues, los pueblos que se agruparon en un campamento no eran los vencedores del conflicto, sino los derrotados: una masa de refugiados que posteriormente se desplazó a lo largo de la franja fenicio-palestina, buscando un terriorio donde establecerse y causando nuevas destrucciones en las regiones en las que encontraban oposición. Cuando el texto manifiesta: “[Ellos establecieron] un campamento en un lugar de Amor”, podemos ver que el traductor estaba inseguro de la parte de la inscripción entre corchetes. Lo que es seguro es “... un campamento en un lugar de Amor”. Pero, de acuerdo con el texto, los que se establecieron en el campamento pudieron haber sido perfectamente aquéllos cuyas tierras fueron devastadas, y no los invasores (ya que la frase previa se refiere específicamente a los derrotados: “todos fueron devastados”.) Así pues, en un estilo más preciso, el texto se leería así: “Estos últimos establecieron un campamento en un lugar de Amor”. Finalmente, se dice que estos pueblos avanzaron hacia Egipto con el “fuego preparado ante ellos”, que puede significar que las fuerzas egipcias (en la inscripción simbólicamente llamadas el “fuego” o la “llama”) estaban ya movilizadas con el fin de enfrentarse a los intrusos extranjeros.42
Ahora bien, la primera pregunta que puede hacerse es: ¿Quiénes fueron los verdaderos destructores de las cinco tierras mencionadas?
El primero de los cinco países es Hatti (Kheta), cuyo imperio quedó ciertamente en ruinas al principio del siglo XII a C.43 El siguiente es Kode, que puede ser identificado como una región entre Cilicia y el norte de Siria (y ambas sufrieron destrucción).44 Carchemish era la importante ciudad siria atacada en el mismo periodo.45 Respecto a Arvad, este asentamiento estaba localizado en la costa siria, pero otros autores han traducido “Arzawa” (Anatolia occidental) en lugar de Arvad, lo que parece ser más correcto.46 Finalmente está Alasa, con seguridad la isla de Chipre, donde la arqueología ha mostrado que varias ciudades sufrieron destrucciones alrededor de 1200 a C.47 Como ha sido indicado anteriormente, diversas batallas tuvieron lugar por esa fecha con el fin de obtener el control sobre Chipre, pero los datos arqueológicos son muy claros al señalar la identidad de sus últimos conquistadores. Éstos fueron los griegos micénicos, quienes se establecieron en la isla desde la época de la crisis hasta el periodo submicénico. Por tanto, aquéllos que, en el texto de Medinet Habu, fueron llamados “los norteños en sus islas” son también un Pueblo del Mar: los aqueos de las costas e islas del Egeo.48
Volviendo ahora a la información proporcionada por el templo de Medinet Habu con respecto a la última campaña de Ramsés III, que a veces es llamada la “Guerra Siria”49 y que probablemente consistió en una serie de campañas para la reorganización de las fronteras levantinas, encontramos una inscripción junto a la escena de siete jefes cautivos arrodillados.50 Según la inscripción, cuatro de ellos son jefes de los Pueblos del Mar (peleset, thekel, sherden, y teresh), dos son sirios (amorita y tal vez “shasu”), y el séptimo es un hitita, un jefe de Kheta. Por lo tanto, vemos que los hititas, cuya procedencia de uno de los países devastados de Anatolia es incuestionable, pudieron haberse diseminado también por Siria y Canaán junto con los peleset y thekel.51 Incluso es posible que combatiesen juntos contra los egipcios. Es sabido que los pueblos costeros de Anatolia, y los que vivían en el norte de Siria, eran vasallos y aliados de los hititas y ya habían luchado junto al rey de Hatti en la batalla de Kadesh.52
Así pues, la oleada de inmigrantes e invasores contra los que se enfrentaron los egipcios tuvo que haber sido la consecuencia del colapso del imperio hitita, y no su causa.
Ahora es necesario analizar tres de los pueblos que se desplazaron hacia Egipto: los peleset, los denyen, y los tjeker (llamados thekel por Breasted). Los relieves del templo representan a todos estos pueblos con una apariencia similar.53 Van vestidos con un faldellín, y algunos de ellos llevan también una armadura o coraza; tienen escudos redondos y el característico casco “filisteo” coronado con plumas o, más probablemente, con cintas de cuero. Este aspecto lleva a pensar que su origen estaba en el área geográfica de Anatolia-Chipre, pero no es posible que fuesen micénicos o que procediesen de Grecia, como ha sido sugerido en el caso de los denyen54 y los peleset.55 La panoplia de los guerreros aqueos es diferente, de acuerdo con sus representaciones en los frescos de Pilos y en el “Vaso de los Guerreros” de Micenas, donde aparecen llevando cascos hechos con colmillos de jabalí o de bronce y adornados con largos penachos de crines de caballo.

LOS PELESET

Hay un acuerdo general en la identificación de los peleset como filisteos. Este pueblo se estableció en varias ciudades de Canaán desde principios del siglo XII a C. Los datos arqueológicos muestran que algunas de esas ciudades, después de haber sido destruidas, fueron reedificadas y ocupadas por los filisteos. En Ekrón, por ejemplo, el estrato VIII acabó en total destrucción, y el siguiente nivel (estrato VII) es un asentamiento filisteo mucho más amplio.56
La cultura material de los filisteos está claramente relacionada con la del Egeo,57 pero también presenta similitudes con las de Chipre, Anatolia y el Levante.58 Es seguro, sin embargo, que la cerámica filistea era de fabricación local.59 Este hecho es importante, junto con otros datos apuntados por T. Dothan y reestudiados por T. J. Barako, relativos a la completa ausencia de importaciones chipriotas y egeas en los asentamientos filisteos durante el siglo XII a C.60
Si consideramos además que los filisteos tenían una apariencia similar a la de algunos anatolios que lucharon en Kadesh, la primera conclusión deducida de todos estos datos es que los filisteos tenían que proceder de una región anatolia cercana a Chipre, lo que explica la similitud de su cultura material con la de los chipriotas, incluso después de su emigración a Palestina. Si producían cerámica bastante parecida al estilo micénico IIIC:1b (aunque algunos rasgos son levantinos) es en gran parte porque habían estado previamente integrados en la koiné cultural cipro-micénica de los siglos XIV-XIII a C, que fue el origen de los diversos estilos micénicos “pictóricos”.61 Por otro lado, si este Pueblo del Mar no mantuvo contactos comerciales marítimos con Chipre y el mundo egeo-anatolio durante el siglo XII a C, una vez asentado en el sur de Canaán, esto sólo puede ser debido a que los filisteos habían abandonado su patria huyendo de la devastación. Como sus asentamientos originales debieron de quedar bajo el control de aquéllos que los desalojaron, no establecieron relaciones amistosas con esas regiones por un largo periodo. Es más, la palabra hebrea peletim, que es claramente una evolución de pelishtim (o filisteos), significa justamente “refugiados”.
Por consiguiente, el emplazamiento más lógico como lugar de origen de los filisteos es un área del sur de Anatolia llamada por los griegos “Pisidia” o “Panfilia” y por los hititas “Hapalla”. Esta región estaba localizada al oeste de Cilicia,62 cerca de la isla de Chipre, y no lejos de la costa egea, por lo que su cultura no era muy diferente de la de las tierras vecinas citadas.
Ahora bien, la Biblia emparenta étnicamente a los filisteos con los kaftorim o cretenses.63 Esta relación debe de ser más antigua que el periodo analizado, de una época en la que los cretenses no estaban bajo el dominio de los micénicos y establecían colonias mercantiles en las costas de Asia Menor. La Biblia, no obstante, los llama también “hijos de Anak”,64 lo cual puede significar anatolios.65
Otro rasgo cultural que aparece en las ciudades filisteas de Canaán es el uso de una sala central en sus edificios, algo parecido al mégaron micénico.66 Sin embargo, este hecho no puede llevarnos a considerar a los filisteos como una rama de los micénicos, ya que este particular elemento arquitectónico era conocido en Anatolia en una fecha tan temprana como el tercer milenio a C (concretamente en Troya II).67 Así pues, es evidente que los filisteos tenían su origen en el sur de Anatolia y, aunque recibieron importantes influencias culturales de los micénicos, debieron de ser uno de los pueblos vasallos de los hititas que estuvieron involucrados en los conflictos de Anatolia y Chipre hacia el año 1200 a C.


LOS DENYEN


Los denyen han sido identificados como los danuna, mencionados en la documentación del siglo XIV a C encontrada en El-Amarna. Estaban asentados en Cilicia, y tal vez en parte de Siria (al norte del río Orontes).68 Su nombre parece estar relacionado con el de Adana, la capital de Cilicia que es vecina de Tarso. Una inscripción del siglo VIII a C hallada en Karatepe (Cilicia), que está escrita en fenicio y en luvita, conecta la ciudad de Adana con un pueblo llamado “danunim”, el cual vivía en esa región.69
Ahora bien, hay autores que han identificado los denyen con los griegos micénicos, debido a la similitud de su nombre con el término homérico “danaoi”, usado en la Ilíada como un nombre alternativo para los aqueos.70 De acuerdo con la tradición griega, Dánao viajó con su gente desde Libia (o el norte de Egipto), pasando por Rodas, con el fin de fundar un nuevo reino en la Argólide.71 A partir de estas leyendas y de la posible relación entre los “danaoi” de Grecia y los danuna de Cilicia, algunos estudiosos han propuesto que la civilización micénica de Grecia había sido originada por colonos procedentes del sureste de Anatolia.72 Otros sugieren que algún grupo mediterráneo relacionado con el imperio de los hicsos (que incluía Egipto y el Levante) pudo haber dominado la Argólide mediante el uso de carros de guerra, lo cual habría dado origen a la leyenda de Dánao.73 En cualquier caso, lo más lógico es que los denyen de la inscripción de Medinet Habu fuesen los danuna/danunim de Cilicia. Como son mencionados en las cartas de El-Amarna casi dos siglos antes de que ocurriese la crisis de los Pueblos del Mar, no pueden ser considerados aqueos, ya que no había asentamientos micénicos significativos en Cilicia antes de 1200 a C. De hecho, la presencia micénica en Tarso es altamente improbable antes de la fecha de la crisis.74 Es importante recordar que los guerreros denyen representados en los muros de Medinet Habu no tienen la misma apariencia que los micénicos. Por lo tanto, la idea de que los denyen fuesen aqueos debe ser rechazada.
De acuerdo con otras propuestas, los denyen pudieron haberse establecido en Canaán después de la crisis, y algunos de ellos pudieron haberse unido a los hebreos para constituir una de las doce tribus de Israel, la tribu de Dan.75
Ahora bien, la más importante conclusión para nosotros es que los denyen procedían realmente de Cilicia. Por consiguiente, eran vasallos de los hititas, ya que estos últimos consideraban Kizzuwatna (Cilicia) como parte de su imperio.76 Pero, como hemos visto, el área entre Siria y Cilicia es una de las tierras que, según la gran inscripción, fueron devastadas durante la crisis (la llamada Kode). La ciudad de Tarso fue ciertamente atacada en ese periodo.77 Esto también prueba que la interpretación más extendida del texto egipcio, es decir, la idea de que los cinco Pueblos del Mar que atacaron Egipto fuesen también los agresores en Anatolia, es errónea, pues significaría que los denyen (o al menos algunos de ellos) habrían devastado su propio territorio antes de emigrar con mujeres y niños a Canaán.

LOs TJEKER

El nombre de los tjeker ha sido relacionado con el de los “teukroi”, que es uno de los términos usados por los autores clásicos para denominar a los troyanos.78 Otro nombre usado en la Ilíada es “Dardanoi”, relacionado con el topónimo “Dardanelos”. Esta última palabra es también usada por los egipcios, en el llamado Poema de Kadesh, para designar a unos aliados de Hatti: los derden,79 quienes son igualmente identificables como troyanos (ya que son mencionados en el texto junto a la tierra de “Mesa”, o Misia, que lindaba con la Tróade). Se cree que después de la crisis los tjeker se asentaron en el puerto de Dor en el norte de Palestina. La historia de un viajero egipcio, llamado Wenamón, los sitúa en esta ciudad hacia 1100 a C, informando de que eran piratas.80 El yacimiento de Tel Dor ha dado materiales de los siglos XII y XI a C que son un poco diferentes de los encontrados en los asentamientos filisteos. Han sido hallados algunos pithoi, pero hay relativamente poca cerámica filistea, y la cerámica micénica IIIC:1b no está presente.81 Aunque los datos arqueológicos de Dor no proporcionan una firme evidencia, no contradicen la posibilidad de que los tjeker procediesen del noroeste de Anatolia.
De acuerdo con las conclusiones de C. W. Blegen, Troya VIIa fue incendiada como consecuencia de un conflicto armado, y las recientes excavaciones dirigidas por M. Korfmann no parecen contradecirlas.82 En el siguiente estrato (Troya VIIb1), se encontró cerámica micénica, junto a las características cerámicas locales.83 Ésta pertenece al estilo micénico IIIC, pero la Handmade Burnished Ware (cerámica bruñida hecha a mano) que aperece en esta fase, normalmente considerada de origen tracio, ha sido también encontrada en Grecia en contextos del periodo micénico IIIB y IIIC.84 Troya VIIb2 comenzó al final del siglo XII a C, con algunos edificios nuevos y la aparición de la llamada Knobbed Ware (cerámica de nudos), que también se cree de procedencia danubiana o tracia.85 Según un reciente reestudio de la cerámica micénica de Troya, la destrucción del nivel VIIa ocurrió en los últimos años de un periodo de transición IIIB-IIIC (alrededor de 1200 a C),86 justamente en la época de la gran crisis.87
Después de la destrucción de su ciudad, al menos algunos troyanos (identificables con los tjeker) buscaron refugio en Canaán. Sus agresores debieron de haber sido los micénicos, quienes conquistaron Chipre y otras regiones costeras en el mismo periodo. La gran inscripción de Ramsés III nombra la tierra de Arzawa entre los países devastados (de acuerdo con la mayoría de los traductores). Por las fuentes hititas parece que Arzawa era una extensa área de Anatolia occidental, pero quizás Troya no estaba incluida en ella. No obstante, el conocimiento egipcio de la geografía anatolia podía ser menos preciso que el de los hititas.
Para concluir este análisis de los Pueblos del Mar involucrados en la guerra de Ramsés III, es necesario hacer también referencia a los otros pueblos de la coalición: los weshesh, los shekelesh, y los sherden citados en el Papiro Harris. Con respecto a los weshesh, es difícil saber si están específicamente representados en los relieves egipcios. Algunos estudiosos los han relacionado con Caria, refiriéndose a la ciudad costera de “Iassos”.88 Por otro lado, podrían haber sido también sirios occidentales, porque su nombre puede estar asimismo relacionado con el topónimo “Issos” (en el Golfo de Iskenderun), y la costa del norte de Siria fue igualmente asolada durante la crisis (Ugarit y otros lugares). Pero la última identificación es sólo una hipótesis que tiene que ser corroborada con nuevos datos.
La apariencia de los shekelesh es similar a la de los teresh (probablemente lidios),89 y por ello podían tener su origen en la región del río Shekha, un nombre hitita para el Hermos o para el Caicos, o bien en el río Shekhariya, también llamado Sangario (pues ambos topónimos son bastante parecidos al término “shekelesh”.)90 El río Shekha está localizado en Arzawa, que igualmente es una tierra devastada mencionada por la inscripción.
Los sherden podían haber venido de la misma zona geográfica (tal vez de Sardes), y es plausible que algunos grupos de sherden y shekelesh se establecieran en Cerdeña y Sicilia respectivamente, dando sus nombres a aquellas islas.91
Así pues, a pesar del hecho de que los pueblos de Arzawa se habían aliado con los micénicos en tiempos de Merneptah (c.1230 a C) con el fin de atacar Chipre y Egipto, podemos suponer que algunos de ellos cambiaron posteriormente de bando y se unieron a una liga troyana o hitita.

LA GRAN CRISIS DE 1200 a C

A la luz de todos los datos estudiados, los graves conflictos de la Edad de Bronce reciente deben ser vistos como una gran conflagración en los países del nordeste del Mediterráneo, que causó violentas emigraciones hacia Egipto y los territorios cercanos. La crisis debió de haber comenzado alrededor de 1240 a C, cuando los hititas perdieron el control de las minas de cobre localizadas al este de Anatolia. Este área fue finalmente dominada por los asirios durante el reinado de Tukulti-Ninurta I, tras su victoria en las fronteras de Hatti.92 La reacción del rey hitita Tudhaliya IV fue doble. Por un lado, se aseguró el suministro de cobre apoderándose de la isla de Chipre, conocida por ser rica en este metal. Un documento hitita posterior, de la época de Shuppiluliuma II, hace referencia a la conquista de Tudhaliya IV,93 que fue seguramente realizada con la ayuda de sus vasallos costeros. Por otro lado, Tudhaliya estableció un embargo mercantil contra Asiria, el cual es bien conocido por el tratado acordado con el rey Shaushgamuwa de Amurru. En este documento, el gobernante sirio es también instado a bloquear el comercio con los barcos de Ahhiyawa.94 Los ahhiyawa eran aqueos, ya fuesen los micénicos en general o solamente los de una región colonizada por ellos en las costas de Anatolia y las islas vecinas.95 Si Tudhaliya IV consideraba a los micénicos como enemigos, es factible que también prohibiese a otros pueblos costeros, vasallos suyos, el comercio con los aqueos.
El embargo explica la temporal escasez de cerámica micénica importada en Chipre y en las costas adyacentes durante las últimas décadas del siglo XIII a C.96 La buena cerámica micénica IIIB:2 fue sustituida por otra de peor calidad, llamada habitualmente “Estilo Rudo”.97 De acuerdo con S. A. Immerwahr, esta cerámica de imitación se fabricaba localmente en las regiones levantinas.98 El nuevo estilo fue seguramente creado para satisfacer la demanda oriental de cerámica micénica durante los años del bloqueo, ya que apareció en el Levante y Chipre en la segunda mitad del siglo XIII a C, justamente durante el reinado de Tudhaliya IV.99
Así pues, en las últimas décadas del siglo XIII a C, las rutas de navegación se volvieron inseguras, y los griegos micénicos debieron de entrar en un período de decadencia, pues hasta entonces su crecimiento se había basado en el comercio. Es más, probablemente tuvieron dificultades para importar cobre, habitualmente suministrado por Chipre. Las guerras internas comenzaron a tener lugar en Grecia, como consecuencia de la crisis general de su sistema. Algunos palacios fueron fortificados, pero así y todo, diversos asentamientos micénicos sufrieron destrucciones, que pueden ser datadas entre 1240 a C y 1210 a C. Estos problemas llevaron a un cambio en la genuina cerámica micénica, del estilo IIIB al IIIC.100
A pesar de los conflictos, algunas ciudades en Grecia como Micenas y Tirinto continuaron existiendo en el periodo IIIC:1. La ciudad de Pilos, sin embargo, fue completamente destruida. Orcómenos y Gla quedaron deshabitadas durante el Micénico III C, y otros asentamientos más pequeños fueron también abandonados. Después de la transición hacia el Micénico IIIC:1 no hubo destrucciones significativas en Grecia y el siguiente periodo pudo haber sido más estable, hasta el colapso final de la civilización micénica en la segunda mitad del siglo XII a C.101
Al mismo tiempo (finales del siglo XIII a C), y en respuesta a la ruptura de su red comercial, algunos contingentes micénicos participaron en grandes expediciones piráticas, como el el primer intento de invadir Chipre, realizado por los “ahhiyawa” en alianza con el rebelde anatolio llamado Madduwatta y los pueblos de Arzawa, seguido del ataque sobre Egipto en la época de Merneptah (c.1230 BC), probablemente producido por la misma coalición, reforzada por los libios. El controvertido texto de Madduwatta, concerniente a sus agresiones contra los hititas, debe haber sido escrito en tiempos de Arnuwanda III (hijo de Tudhaliya IV), porque en este documento el rey hitita manifiesta que Alashiya le pertenece. Además, una persona llamada Mukshush es mencionada en el texto, y ya veremos que pudo haber vivido en esa época.102 Parece ser que los micénicos intentaban burlar el embargo, ya que pudieron haberse asentado en la costa cananea del Carmelo, donde ha sido hallada auténtica cerámica micénica.103 No obstante, los hititas reconquistaron Chipre muy pronto, probablemente a principios del reinado de Shuppiluliuma II, quien estaba orgulloso de haber vencido a una flota procedente de Alashiya (no necesariamente compuesta por barcos chipriotas) justo antes de invadir la isla. También había ocupado el territorio costero de Tarhuntassa, en Anatolia meridional.104
Pero los hechos decisivos de la gran crisis en el Mediterráneo oriental ocurrieron durante el cambio de siglo. En esa época, los habitantes de Grecia pudieron haber resuelto temporalmente sus enfrentamientos internos, y emprendieron una campaña cuyo objetivo era recuperar el control sobre las principales rutas comerciales. Uno de sus objetivos volvía a ser Chipre, dominada por los hititas y sus vasallos, pero su ocupación también requería la conquista de las costas continentales vecinas. El otro objetivo era Troya o Ilios (Wilusha),105 una ciudad que pudo haber caído bajo alguna forma de sometimiento hitita.106 La conocida correspondencia entre el rey de Ugarit y el gobernante de Chipre, ambos vasallos de Hatti,107 en la cual temen la llegada de una flota hostil, sólo puede referirse a los aqueos. Éstos pudieron haber empezado la invasión de la isla desde el oeste, con un primer asentamiento en Maa-Palaeokastro,108 y lograron después conquistarla alrededor de 1200 a C, ya que la cerámica que apareció en las principales ciudades (Enkomi, Kitión, Sinda), tras su destrucción, es auténtica cerámica micénica IIIC:1, y otras innovaciones culturales son también de origen micénico.109 De hecho, el proceso llamado por V. Karageorghis “helenización de la isla” comenzó justo en este momento.110 Para asegurar su control, los aqueos atacaron también Tarso (donde probablemente se establecieron),111 y Ugarit (que no fue reedificada tras su destrucción).112 Por lo tanto, tuvieron que dominar las regiones de Panfilia, Cilicia y el noroeste de Siria (habitadas por los peleset, denyen, y quizás weshesh). Igualmente sitiaron y finalmente incendiaron la ciudad de Troya en su nivel arqueológico VIIa, como fue recordado por la tradición griega, enfrentándose a los tjeker y probablemente a otros pueblos de Arzawa (shekelesh y sherden). Para conseguir todos estos objetivos, debieron de haber movilizado un gran ejército, aunque no es probable que actuasen solos.
Sus más plausibles aliados fueron un pueblo al que los anales asirios llamaban “mushki’ y que en siglos posteriores vivía en el área cilicia del Taurus y en los cursos más altos de los ríos Tigris y Éufrates.113 Por otra parte, una inscripción bilingüe descubierta en Karatepe (del siglo VIII a C) registra que una persona llamada Mukshush (en luvita) y M-p-s (en fenicio) había fundado la ciudad cilicia de Beit Mopsu. Esta información está estrechamente relacionada con la tradición griega, la cual cuenta que el adivino lidio llamado Mopso (probable epónimo de los mushki) se unió al heleno Anfíloco inmediatamente después de la caída de Troya, y condujeron a su gente a las tierras de Panfilia, Cilicia, y Siria. Mopso y Anfíloco fundaron, entre otras muchas, la ciudad de Mopsuhestia en Cilicia (llamada “Beit Mopsu” en la inscripción).114 De todos estos datos, se deduce que los mushki acompañaron a los micénicos en su invasión de Anatolia meridional y Siria septentrional. Cuando los asirios mencionaban a los mushki, especialmente en los anales de los siglos VIII y VII a C, se referían normalmente a los frigios. Los mushki pudieron haber sido un pueblo de origen tracio, emparentado con los frigios, que se había infiltrado en Anatolia occidental a finales del siglo XIII a C, y que debió haberse unido a los aqueos en contra de los hititas y sus aliados.115
El imperio hitita cayó en el mismo periodo, y los principales asentamientos fueron destruidos, incluyendo Hattusha, la capital. Algún tiempo después de su destrucción los frigios se establecieron sobre sus ruinas. Es probable, sin embargo, que los atacantes fueran los kashka, tradicionales enemigos de los hititas asentados al sudeste del mar Negro.116 Su avance pudo haber sido propiciado por la derrota del ejército hitita a manos de los aqueos y los mushki.
Finalmente, todas estas invasiones y destrucciones causaron una considerable oleada de refugiados, quienes se agruparon en un campamento en la región de Amurru (Siria). Como ya ha sido explicado, los Pueblos del Mar derrotados iniciaron su migración hacia el sur. Algún contingente pudo haber navegado a la tierra de los libios, animándoles a enfrentarse con Egipto, mientras la parte principal de la coalición conquistaba territorios en Canaán. Finalmente, estos invasores inmigrantes atacaron también el Delta del Nilo, con el fin de debilitar la resistencia egipcia a su establecimiento en tierras controladas por el faraón. Después de la Segunda Guerra Libia, los egipcios atacaron a los Pueblos del Mar que se habían infiltrado en el Levante, intentando restaurar las fronteras del norte pero siendo incapaces de evitar su asentamiento en Palestina.
Esta cadena de conflictos alteró completamente el desarrollo de los países del Mediterráneo oriental, y causó la transición desde la Edad de Bronce a la Edad de Hierro.

EL TRASFONDO HISTÓRICO DE LA GUERRA DE TROYA

A pesar del descubrimiento de las ruinas de Troya por H. Schliemann, quien fue guiado por la investigación de F. Calvert,117 y las posteriores excavaciones dirigidas por Blegen, la historicidad de su asedio por fuerzas helénicas permanece en la incertidumbre, como se ha puesto de manifiesto frecuentemente.118
Correctamente interpretada, sin embargo, la gran inscripción del segundo pilono de Medinet Habu prueba que la leyenda griega está basada en una realidad histórica. Si los llamados en el texto “norteños en sus islas” son los aqueos o micénicos y se dice que atacaron Chipre (como indudablemente ocurrió) y varias regiones de Asia Menor (incluyendo Anatolia occidental), y si, además, Troya fue tomada y destruida en el mismo periodo y el nombre de uno de los pueblos derrotados mencionados en la inscripción es prácticamente idéntico al de los teucros (o troyanos), el fundamento histórico de la Guerra de Troya debe ser aceptado.
Ahora bien, esto no significa que el relato completo ha de ser auténtico. Por supuesto, puede incluir una considerable parte de ficción (por ejemplo, que el conflicto fuese causado por el rapto de una reina llamada Helena). Pero ciertamente, la famosa leyenda ayudó a los antiguos griegos a recordar la gran conflagración producida en Anatolia al final de la Edad de Bronce.
También es importante señalar que el acontecimiento básico fue considerado histórico por los autores clásicos. Quizás la fuente más interesante sea la Aegyptiaca del historiador egipcio Manetón, donde se indica que la caída de Troya ocurrió durante el último reinado de la XIX Dinastía.119 Esto coincidiría con la última década del siglo XIII a C.120
Por tanto, la tradición mítica griega puede ser usada como una fuente auxiliar para el conocimiento del pasado, aunque cuente los acontecimientos en un estilo diferente al utilizado por los historiadores modernos. De hecho, los paralelismos entre la crisis de 1200 a C y los sucesos narrados por las leyendas griegas son numerosos. En primer lugar, los autores antiguos cuentan que una generación antes del sitio de Troya, hubo algunas guerras en Grecia, como la primera invasión del Peloponeso liderada por los hijos de Heracles, la cual fue finalmente rechazada.121 Ya hemos visto que, a finales del siglo XIII a C, la mayoría de las ciudades micénicas sufrieron destrucciones. Con respecto a la expedición contra Troya, este hecho es presentado como un gran conflicto en el que numerosas fuerzas griegas tomaron parte, asolando también otras ciudades de Asia Menor. Los enemigos no eran solamente los troyanos, sino también una alianza de pueblos costeros de Anatolia (luego eran “Pueblos del Mar”). Después del saqueo de la ciudad, algunos héroes griegos, como el rey Agapenor de Arcadia, Demofón el ateniense, o Teucro, el hermano de Áyax, se establecieron en Chipre (la isla que fue ocupada por los micénicos).122 Con referencia a la historia de los adivinos Mopso y Anfíloco, citada anteriormente, hay otro interesante detalle. Una leyenda lidia cuenta que la diosa Derceto o Atergata, adorada por los filisteos y sirios, fue castigada por Moxo (o Mopso), quien la arrojó a un lago de la zona de Ascalón;123 de modo que los mushki, aliados con los aqueos, desalojaron a los filisteos de su patria, forzándolos a emigrar a Palestina.
Otros mitos cuentan que dos o tres generaciones después de la Guerra de Troya, los Heráclidas regresaron, en otra exitosa invasión, al Peloponeso,124 y esto se corresponde igualmente con la evidencia arqueológica de que en la segunda mitad del siglo XII a C las principales ciudades micénicas de Grecia fueron finalmente destruidas o abandonadas.125

LA CERÁMICA FILISTEA

Como es bien sabido, la llamada cerámica filistea se muestra como un híbrido entre el estilo micénico IIIC:1b, o Estilo Cerrado, y la cerámica local levantina.126 Las típicas representaciones de pájaros deben de haber sido una evolución de algunos motivos pictóricos originados en la koiné levanto-micénica o cipro-micénica de los siglos XIV y XIII a C.127 Por otro lado, el estilo micénico IIIC:1b también utilizaba decoraciones pictóricas, basadas en los mismos modelos.
Si hay un consenso en que la cerámica filistea deriva de la cerámica micénica pero fue producida por un pueblo no-micénico, entonces se la puede considerar, al menos en su origen, comparable a otra cerámica de imitación como el llamado Estilo Rudo. Creo que la clave de su aparición puede encontrarse en Ashdod. Como ha sido sugerido por M. Dothan, esta ciudad pudo haber sido conquistada por la primera oleada de Pueblos del Mar,128 la que atacó Egipto durante el reinado de Merneptah e incluía a los ekwesh, aliados con los sherden y shekelesh. Así pues, no es extraño que el nivel XIIIb, el cual siguió al nivel de destrucción XIV, contenga cerámica micénica genuina. El siguiente nivel XIIIa muestra la llegada de los filisteos, en una nueva oleada invasora a la que se habían unido nuevamente los shekelesh y quizás también los sherden. Alguna cerámica micénica IIIC fue encontrada en él (posiblemente perteneciente a los Pueblos del Mar previamente establecidos), junto a la específica cerámica bícroma filistea. Finalmente, en el periodo del estrato XII, la ciudad fue ampliada por los filisteos. Las similitudes entre la cerámica filistea y la cerámica micénica IIIC:1b pudieron ser debidas, por tanto, al hecho de que los filisteos imitasen las formas micénicas que ellos encontraron en Ashdod (y tal vez en otros lugares de Palestina). Probablemente el estilo micénico IIIC era ya apreciado en esa época en los mercados orientales. La subsiguiente interrupción de contactos entre los filisteos y la nueva koiné cipro-micénica del siglo XII a C hizo que la evolución de la cerámica fabricada por este pueblo desterrado se separase de la de sus modelos.

NOTA SOBRE LA CRONOLOGÍA

He adoptado la alta cronología egipcia para este artículo, en concordancia con la Cambridge Ancient History y con algunas obras recientes sobre los Pueblos del Mar.129 Para aquellos estudiosos que siguen la baja cronología, el año 8 de Ramsés III es 1176 a C, en lugar de 1190 a C; y de acuerdo con esto, la “crisis de 1200 a C” debería ser datada en el primer cuarto del siglo XII a C, pese a su habitual denominación.
En cualquier caso, la controversia sobre fechas absolutas no afecta a la cronología relativa de los acontecimientos históricos, y por ello, se puede estar de acuerdo en las siguientes conclusiones:
1) El ataque de los Pueblos del Mar que fue rechazado por Merneptah debe de haber ocurrido durante el reinado del rey hitita Arnuwanda III.
2) La destrucción de Pilos en el sur de Grecia tuvo lugar algunos años antes del fin de Troya VIIa.
3) La caída de Troya puede considerarse contemporánea de la extendida devastación que se produjo en Anatolia, Chipre y Siria, tal como está registrado en la gran inscripción de Medinet Habu.
4) Esta devastación general debería datarse entre el final de la XIX Dinastía (la época de Siptah y Tausret) y el principio de la XX Dinastía, teniendo en cuenta que los egipcios sufrieron las últimas consecuencias de la crisis mediterránea en la época de Ramsés III.



NOTAS

1 E. de Rougé, “Extraits d’un mémoire sur les attaques dirigées contre l’Égypte par les peuples de la Méditerranée vers le quatorzième siècle avant notre ère”, RA 16, 1867, 35–45, 81–103.
2 Breasted III §§ 298–351, 491, 569–617; IV §§ 35–135, 397–412.
3 A. Strobel, Der spätbronzezeitliche Seevölkersturm (1976) 177.
4 G. A. Wainwright, “The Meswesh”, JEA 48, 1962, 93; Breasted III § 491.
5 R. O. Faulkner, “Egypt: From the Inception of the Nineteenth Dynasty to the Death of Ramesses III”, en: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 226; Wainwright loc. cit.
6 Breasted III § 579.
7 N. K. Sandars, The Sea Peoples: Warriors of the Ancient Mediterranean 1250–1150 BC (1978) 158; Breasted IV §§ 403–4.
8 Ibid. IV §§ 35–135.
9 Ibid. III § 569.
10 Ibid. III § 579.
11 Faulkner op. cit. 232–3.
12 R. D. Barnett, “The Sea Peoples”, en: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 367; Strobel op. cit. 182–90; Sandars op. cit. 157.
13 T. R. Bryce, “Lukka Revisited”, JNES 51, 1992, 129–30; J. D. Hawkins, “Tarkasnawa King of Mira: Tarkondemos, Bogazköy Sealings and Karabel”, AnatSt 48, 1998, 1.
14 Strobel op. cit. 190–201.
15 G. A. Wainwright, “Some Sea-Peoples”, JEA 47, 1961, 90. Este autor cree que los shekelesh procedían de Lidia o Caria.
16 Ibid. 73; Sandars op. cit. 107, 157.
17 Breasted III § 588.
18 Ibid. III § 580.
19 H. G. Güterbock, “The Hittites and the Aegean World: Part 1. The Ahhiyawa Problem Reconsidered”, AJA 87, 1983, 136–8.
20 E. Forrer, “Vorhomerische Griechen in den Keilschrifttexten von Bogazköi”, MDOG 63, 1924, 1–24; Güterbock art. cit. 138; Hawkins art. cit. 30–1; W.-D. Niemeier, “Mycenaeans and Hittites in War in Western Asia Minor”, en: R. Laffineur (ed.), Polemos: Le contexte guerrier en Egée à l’Age du Bronze. Aegaeum 19 (1999) 141–55. Véase también P. A. Mountjoy, “The East Aegean–West Anatolian Interface in the Late Bronze Age: Mycenaeans and the Kingdom of Ahhiyawa”, AnatSt 48, 1998, 33–67. Esta última autora ha localizado los asentamientos de los ahhiyawa mencionados por las fuentes hititas en una zona del suroeste de Anatolia y del Egeo oriental, estableciendo de forma precisa su estrecha relación con los micénicos.
21 H. G. Güterbock, “The Hittite Conquest of Cyprus Reconsidered”, JNES 26, 1967, 73–81. La tierra de Arzawa incluía Lidia y Caria, de acuerdo con J. B. Mellaart, “The Political Geography of Western Anatolia during the Late Bronze Age – Who Lived Where?”, AfO Beiheft 19 (1982) 372–7.
22 Véase la referencia al texto de Madduwatta (KUB XIV 1 + KBo XIX 38) en Güterbock art. cit. (n. 19) 133–6, y algún comentario en Güterbock art. cit. (n. 21) 80. La alta datación es seguida por Hawkins art. cit. 25, y en T. R. Bryce, The Kingdom of the Hittites (1998) 140–7, 414–15. Pero según este documento, las actividades de Madduwatta, un gobernante rebelde de Arzawa, involucraron a la región hitita de Pitassa (véase Barnett op. cit. 363), la cual es mencionada en la inscripción de Merneptah.
23 Breasted IV §§ 35–135, 397–412.
24 Ibid. IV § 64; J. B. Pritchard, Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament (3ª ed., 1969) 262–3.
25 La traducción correcta del texto hitita KBo XII 38 está explicada en Güterbock art. cit. (n. 21). Las cartas RS L 1 y RS 20238, procedentes de Ras Shamra, están traducidas en Sandars op. cit. 142–3.
26 Breasted IV §§ 35–135.
27 Sandars op. cit. 35, 124, 160.
28 Breasted IV § 52. Véanse las ilustraciones basadas en los citados relieves (que están localizados en el muro norte del templo de Medinet Habu) en J. H. Breasted (ed.), Medinet Habu Vol. I: Earlier Historical Records of Ramses III (1930) lam. 22, 43.
29 Sandars op. cit. 114–5.
30 Ibid. 50; Wainwright art. cit. (n. 4) 93.
31 Faulkner op. cit. 226.
32 Wainwright art. cit. (n. 4) 99.
33 Ibid. 93–4.
34 Breasted IV § 405.
35 Ibid. IV § 85.
36 Ibid. IV § 77.
37 R. Drews, The End of the Bronze Age: Changes in Warfare and the Catastrophe ca. 1200 BC (1993) 52.
38 Breasted IV § 44.
39 T. Dothan, “Initial Philistine Settlement: From Migration to Coexistence”, en: S. Gitin et al. (eds.), Mediterranean Peoples in Transition: Thirteen to Early Tenth Centuries BCE (1998) 151–2.
40 Breasted IV 37–8 § 64. Véase una copia de la inscripción jeroglífica original en K. A. Kitchen, Ramesside Inscriptions: Historical and Biographical V (1983) 37–43.
41 F. H. Stubbings, “The Recession of Mycenaean Civilization”, en: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 340; Faulkner op. cit. 242; C. Baurain, Chypre et la Méditerranée Orientale au Bronze Récent: Synthèse historique (1984); D. O’Connor, “The Sea Peoples and the Egyptian Sources”, en: E. D. Oren (ed.), The Sea Peoples and Their World: A Reassessment (2000) 95. Las reconstrucciones históricas hechas por todos estos autores están basadas en la interpretación más frecuentemente seguida del documento egipcio.
42 En otro párrafo del texto, Ramsés III manifiesta de nuevo que “la llama” estaba desplegada ante los enemigos que llegaron hasta la desembocadura del Nilo, y continúa relatando la victoria de su flota en la batalla naval del Delta. Véase Pritchard loc. cit.
43 K. Bittel, Hattusha: The Capital of the Hittites (1970) 131–3.
44 Barnett op. cit. 370.
45 L. Woolley–R. D. Barnett, Carchemish: Report on the Excavations at Jerablus on behalf of the British Museum III (1978) 224.
46 W. F. Edgerton–J. A. Wilson, Historical Records of Ramesses III: The Texts of Medinet Habu (1936) 53, 106–9; Pritchard loc. cit.
47 V. Karageorghis, Nouveaux documents pour l’étude du bronze récent à Chypre (1965) 293; H. W. Catling, ‘Cyprus in the Late Bronze Age’, in: CAH II 2 (3ª ed., 1975) 209.
48 H. H. Nelson–U. Hölscher, Medinet Habu 1924–28 (1929) 3–4. Estos autores consideraron la crisis como el final de una cadena de migraciones, que comenzó, mucho tiempo atrás, con una oleada de invasores procedentes de los Balcanes, y continuó con la conquista aquea de Creta. Posteriormente, invasores europeos irrumpieron en Anatolia forzando a algunos elementos de las poblaciones más antiguas a abandonar sus hogares. Finalmente, tanto los recién llegados como los vencidos alcanzaron las costas de África. En relación con el año 8 de Ramsés III, ellos claramente creen que los invasores de Palestina fueron desalojados del sur de Anatolia por los europeos recién llegados. Véase también Pritchard loc. cit.; Sandars op. cit. 197–202. En sus conclusiones, esta última autora expresa sus dificultades para hacer una clara reconstrucción de la crisis. No obstante, ella sugiere como una posibilidad que los invasores de las fronteras egipcias se hubiesen desplazado desde Anatolia, Chipre, y el norte de Siria tras haber sido hostigados por otros Pueblos del Mar, algunos de ellos pocedentes de puertos egeos.
49 Breasted IV §§ 115–16. Véase también H. H. Nelson–U. Hölscher, Medinet Habu Reports (1931) 27–32.
50 Breasted IV § 129.
51 O. R. Gurney, The Hittites (1975) 39. En las primeras ediciones de la citada obra, el autor escribió: “Los hititas y otros pueblos huyeron hacia Siria en una gran invasión que, en conjunción con los Pueblos del Mar, amenazó a Egipto.”
52 Sandars op. cit. 35.
53 T. Dothan, The Philistines and Their Material Culture (1982) 5; Sandars op. cit. 131; Wainwright art. cit. (n. 15) 74.
54 C. Mégalomatis, “Les Peuples de la Mer et la fin du monde mycénien: Essai de synthèse historique”, en: E. De Miro et al. (eds.), Atti e Memorie del Secondo Congresso Internazionale di Micenologia: Roma-Napoli 14–20 ottobre 1991 II (1996) 811; Stubbings op. cit. 340; Catling op. cit. 242. Estos tres investigadores identificaron los denyen de la inscripción como dánaos o “danaoi”, refiriéndose claramente a los griegos micénicos, y no al pueblo anatolio asentado en Adana.
55 Mégalomatis op. cit. 813. Este autor considera que los filisteos eran pelasgos, llegados desde la Grecia continental.
56 Dothan loc. cit. (n. 39); L. E. Stager, “Ashkelon”, en: E. Stern (ed.), The New Encyclopedia of Archaeological Excavations in the Holy Land I (1993) 103–12.
57 Dothan op. cit. (n. 53) 96; A. Furumark, Mycenaean Pottery II: Chronology (1972) 118–20.
58 Dothan op. cit. (n. 53) 160–72; Sandars op. cit. 166; Barnett op. cit. 373–4.
59 J. Gunneweg et al., “On the Origins of Pottery from Tel Miqne-Ekron”, BASOR 264, 1986, 17–27. Estos especialistas han demostrado el origen local de la cerámica filistea basándose en el NAA (Neutron Activation Analysis).
60 T. J. Barako, “The Philistine Settlement as Mercantile Phenomenon?”, AJA 104, 2000, 515–16; Dothan op. cit. (n. 53) 289.
61 Con respecto a estos estilos de cerámica micénica (pictórico y levantino), véase Karageorghis op. cit. 201–29.
62 Wainwright art. cit. (n. 15) 77–80. Este autor argumentó que los filisteos tenían su asentamiento original en el río Calicadnos de Cilicia occidental, pero esta zona es también la frontera entre Cilicia y Panfilia. Véase la localización de Hapalla (al este de Arzawa) en Mellaart loc. cit. (n. 21).
63 Gen. 10, 14.
64 Jer. 47, 5.
65 R. Graves, The Greek Myths I (1990) 292.
66 Barako art. cit. 523; Dothan op. cit. (n. 39) 156–7.
67 C. W. Blegen, Troy and the Trojans (1963) 64–6.
68 Sandars op. cit. 161–2.
69 Ibid. 162; Barnett op. cit. 365; Gurney op. cit. 42–3.
70 Mégalomatis op. cit. 811; Stubbings op. cit. 340; Catling op. cit. 242.
71 Véase una recopilación del mito en Graves op. cit. I 200–3.
72 M. C. Astour, Hellenosemitica: An Ethnic and Cultural Study in West Semitic Impact on Mycenaean Greece (1967) 1–80.
73 M. Bernal, Black Athena: The Afroasiatic Roots of Classical Civilization (1987) II 20–98; F. H. Stubbings, “The Rise of Mycenaean Civilization”, en: CAH II 1 (3ª ed. 1973) 633–8.
74 M. J. Mellink, “The Hittites and the Aegean World: Part. 2. Archaeological Comments on Ahhiyawa-Achaians in Western Anatolia”, AJA 87, 1983, 141. Con respecto a la cerámica micénica en Tarso, véase E. French, “A Reassessment of the Mycenaean pottery at Tarsus”, AnatSt 25, 1975, 53–75.
75 Y. Yadin, “And Dan, Why Did He Remain in the Ships?”, Australian Journal of Biblical Archaeology 1, 1965, 19–23.
76 Gurney op. cit. 43.
77 Sandars op. cit. 155.
78 Ibid. 158, 170, 201; Strobel op. cit. 48–54; Wainwright art. cit. (n. 15) 76.
79 Breasted III § 306; Sandars op. cit. 36.
80 H. Goedicke, The Report of Wenamun (1975).
81 Barako art. cit. 524. See the archaeological data of Tel Dor in S. R. Wolff et al., “Archaeology in Israel”, AJA 102, 1998, 777–9; E. Stern, en: S. Gitin et al. (eds.), Mediterranean Peoples in Transition: Thirteenth to Early Tenth Centuries BCE (1998) 346–9.
82 Blegen op. cit. 161–2; M. Korfmann, ‘Troia – Ausgrabungen 1995’, Studia Troica 6, 1996, 1–64; id., ‘Troia – Ausgrabungen 1997’, Studia Troica 8, 1998, 1–70.
83 Blegen op. cit. 165, 171.
84 Mountjoy art. cit. 53. La Handmade Burnished Ware también apareció en Chipre después de la destrucción de las principales ciudades, junto con la cerámica micénica IIIC. Véase V. Karageorghis, “Cultural Innovations in Cyprus Relating to the Sea Peoples”, en: E. D. Oren (ed.), The Sea Peoples and Their World: A Reassessment (2000) 256.
85 Blegen op. cit. 167–71.
86 Mountjoy art. cit. 46; id., “Troia VII Reconsidered”, Studia Troica 9, 1999, 297–321.
87 Stubbings op. cit. (n. 41) 350.
88 Barnett op. cit. 377; Strobel op. cit. 208.
89 Barnett op. cit. 367; Wainwright art. cit. (n. 15) 84. Ambos autores hacen referencia a los gorros que llevan ciertos guerreros de los Pueblos del Mar, mostrados en Nelson–Hölscher op. cit. (n. 49) fig. 4.
90 Véase la localización del río Shekha (o Seha) en Hawkins art. cit. fig. 11; Mountjoy art. cit. (n. 20) fig. 7.
91 Barnett op. cit. 368–9; Strobel op. cit. 190–201.
92 J. M. Munn-Rankin, “Assyrian Military Power 1300–1200 BC”, en: CAH II 2 (3ª ed. 1975) 285.
93 El texto KBo XII 38 está traducido en Güterbock art. cit. (n. 21) 73–81.
94 Güterbock art. cit. (n. 19) 136. Este autor comenta el texto KUB XXIII 1. Véase también Stubbings op. cit. (n. 41) 340.
95 “Ahhiyawa” debe de haber sido la palabra hitita que significaba aqueos en general. Así pues, dependiendo del contexto de cada documento, los hititas pueden estar refiriéndose a la Grecia continental (como el gran reino de Ahhiyawa), las colonias micénicas en Anatolia, o incluso ambas tierras.
96 E. H. Cline, “A Possible Hittite Embargo Against the Mycenaeans”, Historia 40 (1991) 1–9; Mellink art. cit. 140–1; Stubbings op. cit. (n. 41) 338–41.
97 Karageorghis op. cit. 231, 234–57; Sandars op. cit. 153.
98 S. A. Immerwahr, “The Protome Painter and Some Contemporaries”, AJA 60, 1956, 140. Véase también V. Hankey, en: L. Foxhall–J. K. Davies (eds.), The Trojan War: Its Historicity and Context (1984) 18; S. Sherratt, “Sea Peoples and the Economic Structure of the Late Second Millennium in the Eastern Mediterranean”, en: Gitin et al. (eds.) op. cit. (n. 81) 294–6.
99 La cronología del reino de Tudhaliya IV puede haber sido 1265–1235 a C y, de acuerdo con Karageroghis op. cit. 257, el Estilo Rudo apareció en la década 1250–1240 a C.
100 Stubbings op. cit. (n. 41) 338, 350–3; E. Vermeule, Greece in the Bronze Age (1964) 301–2, 323–5; V. R. Desborough, en: CAH II 2 (3ª ed. 1975) 658–62.
101 Ibid. 663–4. Véase también C. B. Mee, “The Mycenaeans and Troy”, en: L. Foxhall–J. K. Davies (eds.), The Trojan War: Its Historicity and Context (1984) 53.
102 Barnett op. cit. 363–4; Güterbock art. cit. (n. 21) 80.
103 Stubbings op. cit. (n. 41) 338–9. Una hipotética explicación podría ser que los micénicos que atacaron Egipto en el año 5 de Merneptah, los ekwesh, estuviesen circuncidados por haber confraternizado con gentes cananeas en el Levante, justo antes de navegar hacia Libia.
104 Güterbock art. cit (n. 21) 80; Bryce op. cit. 364–6.
105 El nombre hitita “Wilusha” es identificado con Troya y la Tróade por F. Starke, “Troia im Kontext des historisch-politischen und sprachlichen Umfeldes Kleinasiens im 2. Jahrtausend’, Studia Troica 7, 1997, 447–87 y en: Troia—Traum und Wirklichkeit. Begleitband zur Ausstellung Stuttgart–Braunschweig–Bonn, 2001–2002 (2001) 34ss. Véase también J. D. Hawkins, AnatSt 48, 1998, 1ss. y Niemeier op. cit. 143.
106 El rey hitita Muwatalli II concluyó un tratado con Alakshandu, gobernante de Wilusha; y durante la época de Tudhaliya IV, el reino troyano parece ser un vasallo de los hititas, ya que este monarca envió algunos documentos con el fin de restablecer a un rey depuesto llamado Walmu en el trono de Wilusha. Véase Bryce op. cit. 246–8, 341–2.
107 Las cartas procedentes de Ras Shamra están traducidas en Sandars op. cit. 142–3.
108 V. Karageorghis, Les ancients Chypriotes: Entre Orient et Occident (1990) 103.
109 Barnett op. cit. 370; Dothan op. cit. (n. 53) 292.
110 Karageorghis op. cit. 103–7.
111 Vermeule op. cit. 302; Sandars op. cit. 155. Esta última autora cree que la mayoría de estos agresores venían de Rodas y Cos. La cerámica micénica IIIC encontrada en Tarso se explica en French loc. cit.
112 Con respecto al fin de Ugarit véase M. Yon, en: W. A. Ward–M. S. Joukowsky (eds.), The Crisis Years: The Twelfth Century BC From Beyond the Danube to the Tigris (1992) 111–21. Véase también Barako art. cit. 521–2 n. 65. Los destructores de Ras Shamra deben de haber sido el mismo pueblo que conquistó Chipre, de acuerdo con las fuentes ugaríticas. La ciudad no fue reconstruida, pero en la cercana residencia real de Ras Ibn Hani, un grupo de recién llegados con cerámica micénica III:C1b reocupó el lugar. Esta cerámica tiene claras afinidades estilísticas con las cerámicas micénicas de Grecia.
113 Bittel op. cit. 133–6.
114 Barnett op. cit. 363–6; Sandars op. cit. 162; Stubbings op. cit. (n. 41) 355.
115 Barnett op. cit. 363. Pienso que Madduwatta vivió en la época de los últimos reyes de Hatti. Como el texto de Madduwatta (KUB XIV 1 + KBo XIX 38) hace referencia a Mukshush, un jefe que participó en sus ataques, es posible que Madduwatta hubiese gobernado, entre otras naciones, al pueblo a quienes los asirios posteriormente llamaron mushki (es decir, los seguidores de Mopso/Mukshush). No obstante, es significativo que otro héroe mítico llamado Mopso fue un rey de los tracios, de acuerdo con Diodoro Sículo. Véase Graves op. cit. II 129.
116 Bittel op. cit. 134–9; Bryce op. cit. 386–9. Este último autor identifica a los sucesores de los hititas en Anatolia central, basándose en algunos documentos escritos después de la caída de Hattusha.
117 S. H. Allen, “Finding the Walls of Troy: Frank Calvert, Excavator”, AJA 99, 1995, 379–80.
118 Véase por ejemplo M. I. Finley, The World of Odysseus (2ª ed. 1977) apéndice 2; id. et al., “The Trojan War”, JHS 84, 1964, 1–20; M. J. Mellink, “Postscript”, en: M. J. Mellink (ed.), Troy and the Trojan War (1986) 97–101; Bryce op. cit. 392–404.
119 Véase el párrafo relativo a la XIX Dinastía en el Epítome de esta obra clásica. El reinado del faraón llamado Thuoris puede ser identificado con la época de Siptah o, más concretamente, con el gobierno de su madrastra, la reina Tausret.
120 Véase infra, nota sobre la cronología.
121 Véase una recopilación de este mito en Graves op. cit. II 207–8.
122 Ibid. II 268–354.
123 La leyenda fue narrada por Janto, Lidiaca. Véase también Graves op. cit. I 302.
124 Ibid. II 209–10.
125 Algunas huellas arqueológicas de una invasión desde el noroeste de Grecia son estudiadas en N. G. Hammond, A History of Macedonia I (1972) 405–7. Véase también R. Drews, The Coming of the Greeks: Indo-European Conquests in the Aegean and the Near-East (1988) 203–25. El debate sobre la invasión doria todavía continúa.
126 Dothan op. cit. (n. 53) 96.
127 Furumark op. cit. 119; Karageorghis op. cit. (n. 47) 203–24.
128 M. Dothan, Ashdod Vols 2–3: The Second and Third Seasons of Excavations 1963, 1965, Soundings in 1967 (=‘Atiqot 9–10, 1971). Los datos arqueológicos estudiados por este investigador en Ashdod están resumidos en Sandars op. cit. 170–1. Véase también Dothan op. cit. (n. 53) 295.
129 Véase por ejemplo T. Dothan–M. Dothan, People of the Sea: The Search for the Philistines (1992).


Nota: El copyright del artículo “Los Pueblos del Mar y el trasfondo histórico de la Guerra de Troya” pertenece a Carlos J. Moreu. El permiso para volver a publicar esta obra en forma impresa o en Internet ha de estar garantizado por el autor.

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